“La Cuádruple Belleza de Una Mujer de
Dios”
Una mujer Cristiana tiene la oportunidad
de ser una de las influencias más grandes en la tierra. La belleza llamativa de
su espíritu puede ganar el alma de su esposo incrédulo. Su adherencia al diseño
de Dios en el matrimonio puede proclamar la Gloria del Evangelio. Su fe y
conocimiento de la Palabra de Dios puede extenderse a sus esferas de
ministerio.
Sin embargo, si una mujer no conoce a su
Dios y Su Palabra, y si ella no se aferra a sus promesas, ella empieza a
semejarse a Eva, la madre de su carne. Su corazón puede fácilmente ser engañado
por la sutileza del enemigo y sus afectos pueden desviarse. Nosotros que hemos
confiado en Cristo somos no solamente descendientes, pero ahora sino
descendientes de Sarah, la mujer libre (Gálata 4:31). Somos hijas de la promesa
y ya no estamos atadas a la esclavitud de la naturaleza de Sarah. 1 Pedro y
Hebreos 11:11-12, hemos recibido el elogio de la Fe de Sarah y usamos su vida
como ejemplo.
Mientras imitamos la Fe de Sarah, nosotras
podemos aprovechar nuestro género dado por Dios y los dones únicos para
glorificar a nuestro Señor y avanzar en Su Reino.
- La mujer de Dios - Ella espera en Su
Padre
Pues esa así que las Mujeres que
esperaban en Dios se adornaban. (1 Pedro 3:5) Valioso a la vista del Señor es
el corazón de una mujer llena de una esperanza profunda y duradera en su Dios.
Esto es el fundamento de todo lo que Dios
la ha llamado a ser. Sarah espero en Dios y ella "lo consideró fiel a lo
Él le había prometido" Hebreos 11:11
La mujer nunca debe de darse por vencida
en la búsqueda de Dios por medio de Su Palabra, pues en ella puedes encontrar
paz, amor, perdón, sabiduría y tantas otras virtudes que te hacen realmente
madura, feliz y te llena de una manera poderosa y eficaz. La mujer que espera
en Dios y le cree, está muy familiarizada con el que promete y con los detalles
de sus promesas.
A medida que damos a luz a las familias y nos encaminamos
en los ámbitos del ministerio, muchas de nosotras deseamos atender diligentemente
a quienes están a nuestro cuidado. Sin embargo, esto puede hacer que muchas nos
sintamos vacías pues nuestra espiritualidad se seca. Es más, muchas veces
sientes que no puedes dar, porque no tienes de donde extraer algo digno de
compartir porque tú no tienes las fuerzas. Pero ese es el problema, no es
en tus fuerzas, si no en la de Él. Una mujer que espera en Dios, sabe y conoce
las Promesas de su Padre por lo cual, ella permanece en constante oración y
escrudiñando Su Palabra. Ella encuentra paz, fuerzas, cree en Su evangelio y
encuentra refugio en Su nombre.
- La mujer de Dios espera en Él
“Que la
belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como
peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. 4 Que su
belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón
y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor
delante de Dios.” 1 Pedro 3:4
En lugar de preocuparse, una mujer mansa y tranquila confía
en el Señor. Se regocija en el Señor, se compromete con Él y confía en Él. Se
regocija en una paz sobre abundante.
Ella confía en que Dios es
quien dice que es, y estando delante de Él y lo espera pacientemente. La mujer
que espera en Dios no se justifica o toma en sus manos la justicia de todo el
daño que ella haya podido pasar o sufrir, pues su torre fuerte y refugio está
en el nombre de su Señor, en quien ella confía completamente. Ella espera en el Señor (Salmo 37:7, 9, 34).
- La mujer de Dios se somete a su Esposo
Un desbordamiento de la esperanza y el descanso de la
esposa en Dios es sumisión a su esposo. Sarah se sometía a Abraham porque ella
confiaba y obedecía a Dios. El sometimiento hacia su esposo no era porque ella
confiaba en Abraham, sino más bien, sus ojos estaban fijos en un Dios confiable
que era digno de sumisión. Cuando una mujer rechaza el someterse a su esposo
como Dios le ordena, entonces ella está siguiendo los pasos de Eva, la madre de
su carne. Esto enturbia el evangelio que Dios diseñó para ser exhibido a través
de su matrimonio.
"Una mujer de Dios es aquella que las cosas de este
mundo no le interesan y esto incluye
amistades no son dignas. Es una mujer y no se avergüenza de ser llamada cristiana
y dice que el Señor es su Dios.
Una mujer que descansa en el Señor y se
somete a la autoridad del Señor Jesús, modelará el ejemplo de Sarah que le
llamaba a su esposo “señor” (un reconocimiento de autoridad y no de adoración).
Mientras que existen explicaciones bíblicas importantes sobre la “sumisión” y
como una esposa debe respetar o someterse a su esposo, ella se somete porque
entiende la autoridad de Cristo y como hija de Sarah entiende claramente el
secreto del sometimiento ante su esposo: Su confianza está en Dios.
- Una Mujer de Dios e Valiente
“Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham
y lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen el bien y viven sin
ningún temor.” 1 Pedro 3:6
Una mujer que confía en Dios no tiene
miedo, porque sabe muy bien quien es en Dios. No le tiene miedo al camino que
Dios le ha llamado a caminar. No le teme a la enfermedad, no le eme al futuro,
no le teme a la muerte o a valles obscuros. Ella le confía a Dios sus hijos, su
matrimonio y su ministerio. Ella avanza en el reino a través de la
intrépida sumisión al diseño de Dios como mujer, el matrimonio, la maternidad y
el ministerio, porque espera en Dios.
Aunque tropiece como Sarah y se reía en
incredulidad a todas las promesas de su Dios, Él tornara su risa en confianza y
la alegre esperanza de Su Palabra.
Por fe, ella ríe, porque mira hacia esa
ciudad bella, la ciudad eterna. Por su fe, ella se une a miles de mujeres a
través de la Biblia que consideraron a Dios fiel y a todo lo que Él les había
prometido.
Ella es una mujer y no se avergüenza de ser llamada cristiana
y dice que el Señor es su Dios. Pregunta: ¿Qué clase de mujer eres tú?
“Eres
Princesa de Dios y Naciste Para Reinar”
-Dra. Sarah
Barekwww.
Blog: http:mujeresunidasinternaciona
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Instagram: mujeres.unidas.internacional
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